Menopausia tipos: cómo reconocerlos y su impacto en la piel
Perimenopausia:
Esta es la fase de transición que precede a la menopausia. Puede comenzar incluso ocho a diez años antes de la menopausia completa, generalmente en los 40, aunque en algunos casos puede manifestarse antes. Se caracteriza por fluctuaciones hormonales erráticas, con niveles de estrógeno que suben y bajan de forma impredecible.
Durante este tiempo, muchas mujeres empiezan a notar los primeros síntomas de la perimenopausia: periodos irregulares, cambios de humor, problemas para dormir y, significativamente, los primeros signos de una piel más sensible. Puedes experimentar una mayor sequedad, brotes ocasionales o incluso una piel con tendencia a la irritación sin razón aparente.
Los bochornos nocturnos también son comunes en esta fase, y la sudoración excesiva puede deshidratar aún más la piel. A nivel celular, el pH de la piel puede empezar a alterarse, y la producción de lípidos epidérmicos y ácido hialurónico, esenciales para una barrera cutánea fuerte, puede comenzar a disminuir. Esto se traduce en una piel que pierde su resistencia natural y su capacidad para retener la humedad.
Menopausia:
Se diagnostica oficialmente cuando una mujer ha pasado 12 meses consecutivos sin un periodo menstrual. En promedio, esto ocurre alrededor de los 51 años, pero la edad puede variar considerablemente.
En esta etapa, los ovarios han dejado de producir la mayoría de sus hormonas, incluidos los estrógenos. La piel en la menopausia establecida a menudo se vuelve notablemente más seca, menos elástica y con una tendencia a la flacidez.
La reducción constante de estrógenos impacta directamente la producción de colágeno y elastina, proteínas clave para la estructura y firmeza de la piel. Es común observar una piel de la cara flácida, un aumento de líneas finas y arrugas, y una tez más opaca. La barrera cutánea se debilita aún más, haciendo que la piel sea más susceptible a los irritantes externos y a la pérdida de hidratación.
Postmenopausia:
Esta es la etapa que sigue a la menopausia y dura el resto de la vida de una mujer. Aunque los síntomas más agudos de la menopausia pueden disminuir, los cambios en la piel persisten debido a los bajos niveles hormonales. La piel reseca y escamosa puede ser una preocupación constante, y las arrugas pueden volverse más pronunciadas. Sin embargo, con un cuidado adecuado y constante, es posible mantener la salud y vitalidad de la piel en esta fase.
Menopausia precoz:
Aunque menos común, la menopausia precoz ocurre antes de los 40 años, ya sea de forma natural o inducida por tratamientos médicos como cirugías o quimioterapia. Las mujeres que experimentan la menopausia precoz pueden enfrentar los mismos cambios cutáneos que otras mujeres, pero a una edad más temprana, lo que hace que el cuidado preventivo y proactivo sea aún más crítico. Los síntomas pueden ser más intensos debido al inicio abrupto de la deficiencia hormonal.
Independientemente de los tipos de menopausia que experimentes, la sensibilidad de la piel es una preocupación común. Esto se debe a que la disminución de estrógenos afecta directamente la composición de tu piel:
- Cambios en el nivel de pH: Un pH desequilibrado puede comprometer la barrera protectora de la piel, haciéndola más vulnerable.
- Deficiencia de lípidos en la epidermis: Los lípidos son cruciales para sellar la humedad y proteger la piel. Su disminución lleva a una piel reseca y escamosa y una mayor fragilidad.
- Reducción del ácido hialurónico: Esta molécula es una maravilla para la hidratación, capaz de retener mil veces su peso en agua. Menos ácido hialurónico significa menos hidratación interna y una piel que luce menos rellena y elástica.