Desde pequeños, los niños deben aprender a protegerse del sol, sobretodo si aman jugar en la arena. El rol de los padres es primordial en este aprendizaje.
Contrariamente a lo que se cree, un niño bronceado no está en mejor estado de salud que aquel que tiene una tez pálida. La piel de los pequeños es mucho más frágil que la de los adultos. Cuidarla, es la manera de preservar su capital solar futuro.
Una pediatra y una mamá nos dan sus sugerencias para hacer que este pasaje obligado sea eficaz y lúdico.
¡1, 2, 3 sol! Aquí los consejos de una pediatra para proteger a los niños del sol
La primera regla esencial, según la Dra. Bernadet, es: “Nunca exponer directamente al sol a un bebé o a un niño menor de tres años”. Un buen equipo para proteger a los niños del sol es que lleven en todo momento un gorro, una remera seca, lentes y que jueguen bajo la sombra de una sombrilla o un parasol.
La segunda regla es: “Asegúrese de que el niño no tome algún medicamento fotosensible, absolutamente contraindicado para la exposición del sol”.
La tercera regla es: Optar por una buena crema solar. “Para los niños, elijamos una crema con un índice de protección SPF 50, resistente al agua, específica para la piel sensible de los pequeños”.
El ADN de una buena crema solar para proteger a los niños
Optemos por una formula donde se equilibren los filtros solares minerales y los orgánicos. Los filtros minerales, como el dióxido de titanio, actúan inmediatamente como una barrera y reflejan los rayos UVB. Pero ellos solos no son suficientes para luchar contra los rayos UVA. De allí el interés por los filtros orgánicos para absorber los rayos UVA, que son más penetrantes.
Continuemos con el consejo de una mamá para proteger bien a los niños del sol: con el fin de evitar una quemadura de sol en el trayecto o en el momento de instalarse, lo ideal es aplicar la crema solar antes de partir hacia la playa.
¿Y si convertimos la aplicación de la crema solar en un juego?
Los niños no entienden el problema de la exposición al sol y su cuidado en la protección de la misma manera que los adultos. Ana, madre de 3 niños, nos cuenta: “La aplicación del producto ¡es una odisea tanto para los padres como para los niños! Porque se impacientan y se mueven. Como tenemos una tendencia a ir rápido nos olvidamos de ciertas zonas”.
La clave es, según recomienda la Dra. Bernadet, “¡implicar al niño!”. La aplicación debe ser lúdica y participativa: “Maquíllate como un dálmata, esparce la crema en forma de caracol”.
Podemos proponerle también que convierta la aplicación de su crema en una receta de cocina (“verter 1 cucharita de café en tu mano”) o pedirle que nos muestre las zonas olvidadas (las orejas, por ejemplo).
Sin duda, es necesario recomenzar esta acción cada dos horas y después de cada baño.
Último índice de una protección exitosa… el índice de radiación solar
Para concientizar al mundo de los daños de las radiaciones solares, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Meteorológica Mundial crearon el índice universal de radiación UV solar. Expresa la intensidad de la radiación ultravioleta en una escala de 0 a 11 o más. Mientras más elevado sea el índice, más preciso es protegerse. Varía en función del momento del día y del lugar en el que uno se encuentre. Los informes meteorológicos y algunas aplicaciones para smartphones brindan esa información.